La pregunta de si los niños deberían crecer inmersos en la tecnología ha desencadenado un debate en constante evolución. A medida que la sociedad abraza rápidamente la revolución digital, la presencia de dispositivos tecnológicos en manos de los niños se vuelve cada vez más común. Los defensores argumentan que la tecnología puede ser una herramienta educativa valiosa y preparar a los niños para el futuro digital, mientras que los críticos expresan preocupaciones sobre los posibles efectos en el desarrollo social y emocional. Este debate refleja el desafío de equilibrar la integración tecnológica con la necesidad de preservar una infancia rica en experiencias offline. La conversación continúa mientras padres, educadores y expertos buscan el enfoque más equilibrado para criar a la próxima generación.